Cuando me encontré en el buzón de mi apartamento de Chueca un folleto invitándome a participar en el concurso de ‘Balconing navideño’ os juro que casi dije en voz alta: «No te lo perdonaré jamás, Carmena». Y por un momento hasta pensé que igual vivíamos más seguros en tiempos de Ana Botella y sus gestiones tan centradas en evitar molestia alguna a los vecinos de bien, con tal ahínco, que solo consintió los conciertos en las fiestas del Orgullo „tan populares que acoge este barrio„ a cambio de que se realizaran con auriculares, «para no molestar a los vecinos». Porque, de todos es sabido, los oídos heteros son extremadamente sensibles a todo sonido LGTBI.
Claro, como ibicenca, encontrar una invitación semejante, impresa, era como cuando me para por la calle algún pirado gritando, crucifijo en mano, que me arrepienta, y me alerta de que el apocalipsis ha llegado. Después me entrega un folleto para que vea que no se lo inventa. Está ahí, escrito: El mundo se va a la mierda.
Seguir leyendo en Diario de Ibiza