Me sigue encantando que me den las gracias por avisar si vengo y contesto abriendo mucho los ojos, como si de verdad existiera la posibilidad de que eso, alguna vez, no suceda.
Nos hemos encontrado ya en tantas ciudades ¡en tantos países…! Y hoy, así, a lo loco… Hemos planificado otro encuentro, en enero (¿por qué no?) En Cartagena de Indias, ¿te imaginas que sucediera? Yo sí. Yo sí…
Me dice Toni a modo de despedida (y brillándole mucho los ojos) que no tendré ningún problema, nunca, jamás, pero que le llame sin dudar si tiene que venir a buscarme a un desierto y me dice, ya después… Que me admira. Que él quisiera tener el valor que yo demuestro (¡El valor! Es TAN relativo….)
Y brindamos, vaya que sí, sabiendo que si algún día le llamo llegaría, seguro que llegaría, pero tarde (bueno es él)… Cuando mi cuerpo ya esté descuartizado ¡Por todas esas cosas brindamos! Y porque queda Paco, sin necesidad de anunciarlo, como responsable de mi salud en el extranjero. Le nombramos, sin nombrarlo ninguno de los cuatro: «Delegado Responsable de la Salud y el Estado de Bienestar de Pilar en las Gilipolleces que se Invente» y nos abrazamos sabiendo que la próxima vez que nos veamos yo estaré más flaca y ellos más morenos y sumaremos al álbum de nuestras batallas, Cartagenas y desiertos.