A Su Majestad el rey emérito Juan Carlos Alfonso Víctor María de Borbón y Borbón-Dos Sicilias, en algún lugar de Abu Dabi.
Con el mayor respeto y mi más sincero afecto, me animo a escribir a Su Majestad tras haber leído estos días en la prensa que anda pensando volver porque «se aburre ya». No sabe cuánto lo entiendo. Yo que, aunque en clase económica, disfruto de viajar a lugares complejos, no sabe cómo me acaba saturando la falta de libertad que se respira en otras tierras; la de tomar un vino, la de votar, decir o discrepar y me chirrían aún más especialmente aquellas que ven a las mujeres como mera posesión de los hombres.
Entre tanto por España, supongo a Su Majestad al día de todo cuanto acontece, aunque quizá estas nuevas las reciba desde el prisma de la realeza que con demasiada frecuencia, me temo, dista de la realidad de los ciudadanos de a pie. Es muy duro ser ciudadano de a pie estos días. Y muy importante calzar sus zapatos. Ha muerto mucha gente y estas Navidades que ahora añora no serán unas fechas felices para muchos. La dramática crisis sanitaria y económica, el desempleo y el cierre de empresas pone contra las cuerdas a demasiados de los nuestros, así que son diarias, pero tristes, las noticias de desahucios o hasta de fallecidos por frío. ¿Se imagina, Su Majestad, lo que debe ser morir de frío?
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