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seven things about me award

seven things about me award 7 cosas sobre mí premio

Anda que no se estará riendo de satisfacción o de incredulidad o de… qué se yo ¡de algo! El creador de este Seven Things About Me Award que va rodando por los blogs. Me llega a mí, por primera vez, a modo de reconocimiento de la mano de Macondo como si no tuviera ya bastante premio con sus ojos en mis letras. En fin, GRACIAS, pero, como te he comentado ya antes, no por «esto» (que también), sino por otro montón de cosas que sólo te explicaré delante de una copa de vino. He dicho.

Ahora, el trabajo, porque este premio viene acompañado de un compromiso por mi parte: Contar siete cosas sobre mí a sabiendas de que quienes leéis este blog, personal donde los haya, sabéis ya tropocientas. No importa, trataré de sorprenderos con alguna más.
Y por último, recomendaros otros siete blogs a los que a su vez, además de lectores, les pasaré la bola de este premio. 

Siete cosas sobre mí (o seven things about me para mis amigos en Nueva Zelanda):

UNO: No me gustan las cadenas. Bueno, esta no está mal, pero no participo en ninguna otra. Porque no y punto.
DOS: Tengo tendinitis, esta vez en el pulgar y es de tanto escribir. Si es que ya lo veíamos venir… Por eso no escribo ¡sólo por imposibilidad física u horaria dejaría de escribir!
TRES: Esta mañana, en cuanto he puesto un pie en la acera, un tipo que pasaba, probablemente como yo camino del trabajo me ha saludado con un «Qué guapa». Esta simpleza me pasa mucho y tengo una teoría retorcidamente hippie al respecto: estoy convencida de que más que por lo guapa o no (son cosas tan relativas esas), es por la energía que me envuelve ¿qué soy una persona feliz? ¡Claro! Pero por encima de todo, creo que irradio que soy una persona con la que se está cómodo y eso les gusta y como los hombres no saben discernir «lo uno de lo otro», cuando una persona, además mujer, les gusta, se ponen en modo «¡guapa!». No importa. Nosotras los entendemos…
CUATRO: Tengo un… uy, casi digo defecto, pero yo de eso no tengo y menos, «esto». Es sólo una característica física algo insólita: no me funcionan las articulaciones interfalangianas distales en ambos anulares (el que quiera más info que tire de wikipedia, como todo el mundo). Es decir: no se doblan. No sé porqué. Nunca jamás lo había visto antes ni después, no es hereditario y hasta los médicos cuando lo han visto los miran con cierta sorpresa y todos, todos al descubrirlo hacen la inutilidad de intentar doblarlos por ellos mismos (como si a mí jamás se me hubiera ocurrido), y yo acompaño el gesto de un grito cual si me mataran. Es broma. No duele, sólo que no se doblan. He buscado qué significado podía tener esta ausencia de líneas de las falanges en una web de quiromancia y como el resultado mola, pues lo pongo (si llega a decir que es característico de tacañas envejecidas prematuramente no lo hubiera hecho. Faltaría más). Os escribo textualmente: «La primera falange de Apolo (dedo anular) más larga indica pasión por el arte. La segunda falange larga indica la lógica y la razón también en el arte, y un justo deseo de llegar mediante el trabajo». Ala, pues por esos derroteros debe ir el asunto. 
CINCO: No me acabo de sentir en mi lugar aquí en Ibiza. Tampoco me sentía en Palma. No es la primera vez que sospecho que ningún sitio en concreto es eso que llaman «mi lugar».
SEIS: Cada equis tiempo (dependiendo de otros factores, del tiempo, del trabajo…), cuando los demás viven otro tipo de crisis personales yo me digo: «de ahora no pasa, publica de una puñetera vez un libro», porque no tengo uno, sino varios ahí esperando ser publicados y queriendo ser muy leídos. Debe estar relacionado con el «justo deseo de llegar al arte mediante el trabajo» del que hablan mis no-líneas interfalangianas.
SIETE: Y por última y si hasta ahora las otras estaban colocadas de modo aleatorio, esta sí es muy muy importante. La que más de la más: me encantan los aspersores. Me encantan. Volver a casa a las tantas y ver un aspersor torcido (¿verdad que siempre hay alguno que cuelga?) y parar el coche debajo y escuchar ese pedazo de chorro justo delante, justo encima. Sí, claro, por supuesto. Tenéis todos razón: un día bajaré del coche. me descalzaré y a lo mejor hasta me desnudo. No hará falta que os escriba para contároslo. Podréis leerlo en los periódicos.

Y ahora recomendaciones de otros lugares donde perderse a leer:
Bitácora de Macondo: Un lugar donde descubrir citas y nuevos usos a las palabras, de alguien que muestra verdadero afecto por las mismas (también por mí).
Patchwork de Ideas: A ratos nos asustamos viéndonos reconocidas la una en la otra. Como parientes. Ella es mucho más bruta y yo, mucho más ñoña, pero en lo importante: igualicas igualicas.
Cosas que me digo a mí misma (y a veces no escucho): Una profesora muy buena gente, que no escribe todo lo que debería. Se lo perdono porque el último día de clase invitó a helado de barra a todos los adolescentes y descubrieron un tesoro. La imagino a ella con lágrimas en los ojos.
El porqué de una mosca encerrada en un bote: Una estética impecable y una escritura a conjunto.
Dolega: Un blog para ir por casa. Te sientes menos peor persona con solo leerla. También logra que quieras al hijo y al gato, por igual. Bueno… quizá un poco más al hijo, pero poco.
Alterfines: Cajón desastre de un periodista irreverente donde cabe casi cualquier cosa. Eso sí, reírte, te ríes.
La puerta entornada: Viajes y relatos de una marciana trotamundos que dan mucho placer leer.

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