
Ayer cuando por fin llegué a casa de Mari Carmen hacía un frío que pelaba y los augurios para el fin de semana son aún peores. Alguien comentó: -Qué frío. Y no pude más que contestar: -Sí, la verdad es que es un día de mierda para quedarse en la calle. Y no me refiero a olvidar las llaves en el otro bolso, que lo solucionas […]