
Con mis hijos he tenido siempre dos tipos de viajes: al teatro en particular y culturales en general. Un asco de padre/madre, lo sé, lo sé… Así que, a pesar de que trabajaba produciendo espectáculos: conciertos y más teatro (¡Ay, el teatro… Cuánto me gustó siempre el teatro!) Viajábamos 5, 7 días a Madrid y veíamos todo tipo de piezas, en absoluto «para niños». Y si nos gustaba… ¡repetíamos!