
Cuando trabajaba en Dominicana, uno de mis cometidos era gestionar los innumerables candidatos de todo el mundo que aspiraban a realizar un periodo de pasantía en nuestra compañía: estudiar sus currículum, sus experiencias, alguna entrevista telefónica… Y con un mucho de información y otro tanto de intuición, recibía a unos pocos y rechazaba a la mayoría.