
Me he inventado un juego cruel con mis amigos occidentales. Vamos en rickshaw, por ejemplo, y les digo: tú te vas a casar con la primera mujer que nos crucemos y vaya en bicicleta; tú te vas a casar con el primer hombre que nos crucemos y esté friendo. Ése es. Como veis, despiadado. Trato de que entiendan por unos minutos qué es «que te casen». La realidad de los matrimonios concertados […]