
Mario me preguntaba anoche de qué me estaba riendo sola. No tímidamente, no. A carcajada limpia. Le contesté que acababa de encontrar estas fotos y no las recordaba. Una sola de estas opciones, os lo advierto, no habría justificado la risa. No solo el «volverlas a ver tras equis tiempo», no. Una parte imprescindible de reir y reir es mi memoria regular, tirando a floja.