
Igual Ismael fue el hombre que nació más enfadado del mundo. No lo digo por nada más que por su gesto. Miradlo. Enfadado. A saber por qué. Tendría sus motivos y, por lo que fuera, ya fueron, porque enseguida se tornó en un tipo afable y no, como, sólo por criticar parientes cercanos, algunos de sus tíos.