Voy a entrar despacio.
Voy a mudarme al espacio
confortable de tu habitación
y habitaré entre tu edredón
y tu almohada
sin que haya nada, nada
más que yo en ti enredada,
adherida, pegada,
como dos hojas de papel.
Voy a vestir tu piel.
Voy a ser tu único traje.
Ya no necesitarás más ropaje
porque voy a convertirme en tu camisa,
voy a tornarme blanca y lisa.
Y sustituiré a tu pantalón
y conoceré cada rincón
de las curvas de tu cuerpo.
Quiero comprobar si es cierto
que puedo latir con tu corazón.
Me quedaré en tu habitación.
Voy a entrar despacio.
Voy a mudarme al espacio
de tu vida para siempre.
Ahora viviré en tu vientre,
en tu pelo, en tu pecho,
en tus manos que, me han hecho,
en tu habitación, en tu lecho…
Sin que haya nada, nada
más que yo en ti enredada,
adherida, pegada,
anexada, liada,
cosida, tatuada…
Y entre tú y yo, nada más… Nada.