Cuando te arrastre una corriente
contra la que no puedes luchar,
ya no llores, mujer…
Sólo déjate llevar.
Cuando al árbol del que comías
se le secó la fruta que esperas,
sólo encuentra tu árbol nuevo
donde huela a primavera.
Si aquellos que tanto amas
ves que se están marchando,
no los dejes con la pena
de verte quedar llorando.
Porque el destino a veces duele,
nos arranca de nuestros lazos
pero llegará de nuevo el día
de tenerlos entre tus brazos.
Porque el destino a veces duele
pero nunca demasiado.
Llegará muy pronto, el día
de tenerlos a tu lado.
Porque el presente os separa
pero el futuro os espera juntos,
no llores mujer, sonríe
y verás que pequeño es el mundo.
Verás que no es más grande que un correo,
una postal o una llamada…
¡Nunca más grande que los besos!
No, mujer, más grande que eso…
Verás que no existe nada.