
En el Tree Ashram conocí a Alí, un yemení que había huido de su país junto a su mujer y sus seis hijos. Habían visto morir a otros miembros de su familia en una cruenta guerra civil que dura ya años. Está aquí con una beca de estudios. Como suena. Ese fue el argumento legal al que pudieron agarrarse y los ocho comparten dos habitaciones de la residencia de estudiantes de la […]