De vez en cuando tiro la casa por la ventana y apuesto 1 euro a la primitiva. Aún así, el lotero se ha quedado con mi cara. Un día me dijo:
-Siempre sonríes.
A lo que yo le contesté:
-No, hombre, no, ni mucho menos… Lo que pasa es que sólo compro lotería cuando estoy en modo optimista.
Creo que le gusto al lotero. Se le nota cuando pasa mi boleto por debajo de la ventanilla y sus dedos intentan rozar los míos y se relame y me susurra:
-Suerte.
Me ha dado por pensar que no lo dice de verdad, que no es sincero conmigo. Sabe que si tuviera suerte un día, nunca jamás volvería a verle. ¡A ver si va a ser por eso que siempre me toca! pero reintegros… Es el modo perfecto de asegurarse que regreso y le sonrío.
Si lo tengo claro… Tres cosas hay en la vida: salud, dinero y amor. Salud me sobra y, le he estado dando vueltas (por si acaso, sólo por si acaso…) y he tomado la decisión que me dicta el corazón: sopesando en la balanza entre el dinero y el amor (de este hombre)… definitivamente, voy a hacer lo que corresponde (no hay que correr riesgos) y a partir de mañana, iré a Doña Manolita.