Hace un año viajábamos a Bali. Teníamos a todo el mundo loco porque ya no sabían «en calidad de qué»: si íbamos como «pareja», como «amigos», como «enemigos»… Buscando etiquetarnos a nosotros, que siempre nos habíamos movido en calidad de «nosotros».
Casi no voy, porque después de semanas de idas y venidas, me había sentido tan dolida que te dije que no, pero estaba ya con el tema olvidado, trabajando en un festival en Benidorm, rodeada de música y escenarios y me llamaste. Te disculpaste por interrumpir, pero tenías que decirme que, simplemente no podías ir sin mí y ése… era un argumento irrefutable.
El día más feliz de tu vida, Ruiz Capillas
Así que tal día como hoy yo llegaba a Kuta viajando desde Hong Kong y tú, en horas viajabas a Abu Dhabi para encontrarnos mañana en Denpasar.
Un día nos fugamos del mundo, alquilamos una moto mínima en un día de clima incierto y recorrimos Ubud. Yo, cuando te fueras me quedaría unos días en Ubud entre templos y campos de arroz, pero aquel día, «nosotros», fuimos al Monkey Forrest. Allí fue la primera vez que te vi enfadado en mi vida, porque nos habíamos perdido y descubrimos que no gestionamos estas cosas igual… Pero también, ibas agarrado de mi mano entre bosques, ríos, cascadas y monos y me dijiste:
-Hoy es el día más feliz de mi vida.
Yo te intenté corregir:
-No, hombre, siempre hay que decir que es el día que nacieron nuestros hijos.
-No. Fui muy feliz cuando nacieron, pero hoy, hoy, HOY ES EL DÍA MÁS FELIZ DE MI VIDA.
Pues eso, que POR SUPUESTO me he acordado hoy y que me alegro, me alegro del privilegio de haber estado ahí, presente… el día más feliz de tu vida.
Que historia más bonita, más simple y más bonita. No hace falta decir nada más para entender aunque no conozcamos los detalles de lo que pasó antes o lo que pasó después. Lo que hay que entender de la historia es el gran amor que sentís el uno por el otro. «simplemente no podías ir sin mí y ése… era un argumento irrefutable.»
Gracias, Rubén, de corazón: MUCHAS GRACIAS.
No puedo más que darte la razón. Me parece simplemente sabia tu conclusión y sí, esa sola frase define y enmarca una gran historia de amor. Simplemente, no podíamos si no era con el otro y ése era y es y será siempre un argumento irrefutable.
Muchas gracias por hacérmelo ver. Casi se me pasa.
Por favorrr qué historia de amor mas bonita… Y qué bonita además la forma de narrarla. Has sido de verdad una privilegiada por estar y seguramente provocar el que te manifiestan como EL DIA MAS FELIZ DE MI VIDA. Espero que lo repitais muchas mas veces.
Hola, Lucía;
Gracias, gracias por leerme y por percibir la belleza que también yo veo en la historia. Sí, fui una privilegiada, pero también él, más allá de porque fuera «el día más feliz de su vida». Encuentro un regalo el ser consciente de ello y, además, verbalizarlo. ¿Cuál fue el día más feliz de nuestras vidas? ¿Fuimos conscientes de él, en vivo y en directo? Él sí. A ratos, se vuelve la criatura más sabia que conozco.
Ojalá se repitan esos «días más felices de nuestras vidas». De ser así, te prometo que vuelvo y lo cuento.
Gracias de nuevo por leer y por tus palabras.
Jope!!, quien no puede emocionarse?
Jajajaja, ¿he de contestar a eso? Tu pupilo, por ejemplo. Hay que ver… Tantos años y qué mal enseñado me lo dejaste 😉
Pensándolo mejor, tú pagaras esos vinos 😉
P.D. Ahora que recuerdo, ¿no fue la última vez que nos vimos que fuiste testigo (¡y Notario!) de una apuesta? Serás justo en reconocer que alguien me debe un viaje a Ubud.
Y por favor, dime… ¿te has contestado la pregunta? ¿Sabrías decir(te) cuál fue el día más feliz de tu vida?
Un beso y GRACIAS POR ESTAR AQUÍ.
Hola. Vaya pregunta!!!!,.
Es de muy dificil contestación y estoy de acuerdo contigo en no tiene que ser el nacimiento de un hijo.
A tu P.D.: soy testigo de tal apuesta y me puedes llevar de testigo si me necesitas.
Bss.