on the road


 

Casi dos de la mañana y acabo de comprar ¡uf, tantas cosas! Un puñado de pasajes y un kit de acampada de cuatro estaciones de esos caros, de los «güenos» de flipar. Que como lo vea Callejas, fijo que me lo pide. Pues eso: que estoy , casi oficialmente, on the road.

Llevaba ya dos meses dándoles vueltas, marcando tantos cachivaches distintos en favoritos que, cada vez que mis amigos me comentaban algo del tipo que, cuando navegan por internet, a ellos les aparecen anuncios de rusas jovencísimas «deseando conocerles» y a ellas, todo tipo de potingues faciales yo, me reía y les decía que mantengo el listón de «bicho raro» altísimo. ¡A mí me aparecen cantimploras! Definitivamente, tengo que apuntarme a Meetic, Tinder… algo útil.

Total ¿y pa’qué, si no compro potingues y no puedo competir con ninguna rusa de ficción? No, yo me tengo que ir a otro mundo, donde mi raza despiste y se queden flipados sólo, por poner un ejemplo, con lo alta y graciosa que soy.

on the road, otro Post Data

«Pero si hace nada que nos escribías contando entusiasmada que habías venido a Madrid» os diréis. Sí, y no cambio una letra de mi discurso ¡cuánto, cuánto me gusta Madrid! Pero… No voy a decir que me ahogara, que no ¡en absoluto! Adoro Madrid y no nos ha dado tiempo a acumular ni una rencilla, pero… los motivos por los que vine primero, los motivos por los que me quedé después… ya no estaban (¡qué suerte! Todo, todo es una suerte) y no sé estar quieta, y es un momento estupendo, y quiero viajar, vivir, VIVIR. 

Mis hijos, individualmente están estupendamente bien. He conseguido recopilar a dos de tres (lo cual es una media estupenda) en Madrid ¡y en casas distintas! Con lo que sé, que no se agotarán en la convivencia como ya pasó otras veces.

Mario sigue estudiando Cine, siguió imparable su camino «a ser un tipo estupendo» y está haciendo unas prácticas mal remuneradas donde le aprecian tanto, que no tengo ninguna duda de que se lo quedarán. Otra cosa es que él acepte ¡bueno es «mi chiquitín»! porque él lo que quiere es aprender, aprender, aprender.

Óscar «la lió» en Palma ¡cómo no! pero eso ya es pasado y logré convencerle en apenas dos visitas de que viniera aquí y marcó como opción encontrar trabajo, «de lo suyo» (estos hijos míos, qué ambiciosos, ¿a quién habrán salido?) y aunque imprimimos una veintena de currículum, el primer día, en el primer sitio al que le acompañé a buscar trabajo, entró y ya no salió y ahí sigue, agotado, exhausto, pero «en el camino».

Diana, felizmente casada (¡que mi hija se casó y aún no os lo he contado!), después de mogollón de años, con un tipo estupendo (no he visto dos personas que se quieran más) y un hijo a juego: divertido, curioso, feliz. Ya me está amenazando a que seguro que me da una nieta antes de que yo me enamore de algún niño de algún orfanato por el mundo y lo traiga al Mediterráneo. Ya veremos, ya veremos… sabéis que me gustan los retos.

Y Carlos (aún no os he hablado mucho de él, pero seguro que lo haré, lo haré), también está estupendamente, en un presente ajeno, armando nuevos futuros propios. Él, que es alto y listísimo, y también «los suyos» (que fueron  un poquitito míos, que os juro que los toqué con las puntas de los dedos), estarán muy bien.

Así que dejo Madrid, huyo, me escapo, para vivir, pero también para dejar a cada cual que vaya a buscar su destino por el camino que eligió, sin estar ahí, interfiriendo, que me consta que puedo llegar a ser muy «pesá».

Vamos a repasar ahora «mis islas»:

Me queda aún mucha «gente importante»: la primera, Conchita. Mi madre, después de los terribles ¿últimos diez años? de mi padre primero queriendo morir, y después muriéndose de veras, está bien. Ha rejuvenecido, se ha calmado ¡si hasta viaja! Ella, que sólo venía a verme «a la isla de al lado» si coincidía que yo la obligaba y mi padre lo permitía y mi padre no estuvo por la labor desde… ¡uf! Muchos, muchos años.

La cuestión es que Conchita sigue enfrascada en su huerto, en su nieto al que quiere más de lo que nos quiso a todos sus hijos juntos (y la entiendo) y de vez en cuando, es decir: cuando le viene en gana, a salir a cosas absurdas sin mirar la hora de regreso o, cuando se pone, a viajar. Después me llama para hablarme de Sevilla o dónde sea que vaya «porque yo ya he estado» y me comenta catedrales y plazas y hasta el menú del buffet del hotel. Conchita está muy bien.

Pi y mis amigas: un desastre. De la primera a la última. Pi me hizo plantearme si era momento para aventuras y queriéndola todo lo que la quiero, sé que sí. Le toca vivir a ella hasta todo lo que le está golpeando sin tiempo a volver a ponerse en guardia. Y yo estaré en otro continente, pero ¿lejos? Nunca se dio el caso de que yo me aleje de lo que quiero.

Mis amigas, con distintas crisis ¡y las entiendo todas! Y encima protestando de que «yo estoy lejos». ¿Lejos? Se van a cagar de «lo lejos» que me voy a ir. Estarán bien.

Pasará, todo esto pasará. Todo va a acabar muy bien y, si no acaba bien, es simplemente porque aún no es el final.

Y luego está Isa, que llevaba casi una década viajando por el mundo, «a lo loco» y tratando de convencerme de que la siguiera y yo, pues la verdad es que tenía un montón de excusas estupendas, pero ya no están, así que me voy con Isa. Pero en un par de meses, además, nos dispersaremos, cada una enfrascada en la aventura que le pide el cuerpo. Nos vamos, a querer y a que nos quieran, ¿puede haber un motivo mejor?

Bueno. Poco más. Ya os iré contando en cuanto me llegue mi flamante equipo de acampada. Ya os adelanto que no mandaré fotos, porque ni de broma puedo hacer el simulacro de montarlo en mi apartamento. Es lo que tiene pagar metro cuadrado en el corazón palpitante de Madrid.

Ahora, de momento me voy a Ibiza, a bañarme en la playa todo lo que pueda. No sé si habíais oído ya algún rumor ya, pero os lo confirmo: en Madrid no hay playa. Y tanto allí como después en Palma, a abrazar, a besar, a decir cosas muy importantes como cuánto les quiero, a todos, y que estoy bien, y que no estoy loca. Y ya después, fuerte y mentalizada, a contestar los distintos tercer grados que me van a caer. Pobrecitos… No saben con quién se meten. Será por respuestas…

Seguiremos informando. ¡Besos de madrugada a todos!


 

Entradas relacionadas:

 


 

Acerca de Pilar Ruiz Costa

Me dedico a la Comunicación y a los eventos desde hace muchos, muchos años. Contadora de historias con todas las herramientas que la tecnología pone a mi alcance.

otro Post Data, el blog de Pilar Ruiz Costa


Antes de suscribirte es importante que conozcas nuestra POLÍTICA DE PRIVACIDAD

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

La moderación de comentarios está activada. Su comentario podría tardar cierto tiempo en aparecer.

5 ideas sobre “on the road

  • Rafa

    Es una delicia leerte. Eres tan clara y natural…
    Aunque te vayas lejos, siempre estarás cerca. No dejes de escribir y de contarnos tus… pequeñas?, noooo, tus grandes vivencias, siempre tan gratificantes. Besos en una tarde calurosa de verano.

    • Pilar Ruiz Costa Autor

      Mil gracias, Rafa, por tu (precioso) comentario, por leerme y por tenerme fe antes incluso de conocerme.
      Te lo agradezco desde lo más profundo de mi corazón y, me encantaría que me concedieras el privilegio de invitarte a un vino antes de irme. Me marcho el jueves a Ibiza, de allí no sé cuándo a Palma y de allí ni idea de cuándo volveré, pero sí sé que el 29 tengo cita «in extremis» para que me den el carnet de conducir internacional así que, ese mismo día, podría incluso llevarte a tomar un vino australiano a la mismísima Australia.
      Para evitar que me digas que no, te escribo en cuanto esté aquí y te insisto y te insisto, ¿te parece?

      GRACIAS DE NUEVO, POR MONTONES DE COSAS