
Me ha sorprendido en la calle una batalla campal, una guerra civil, una lucha cruenta, despiadada… Y absolutamente desordenada. Todos contra todos. Las víctimas caían a decenas delante de mis ojos en charcos de agua sin que pudiera hacer nada para salvarlos. Es más. Reconozco que he huido, que he abandonado a algunos heridos anteponiendo mi integridad física y, sobre todo, mis zapatos. Soy una cobarde…