Después de haberme acostado a las mil (Ibiza es lo que tiene SIEMPRE, da igual cuando vaya) reunión a las 8 de la mañana. Y luego otra. Y otra, antes de irme en vuelo a Palma.
Llegaba a las 4 y media y a las 5 ya estábamos ¿merendando? Codillo en Ikea (por favor, qué bueno que está). Y arreglando el mundo. Sobre todo, sobre todo, arreglando el mundo.
Pero tengo otro vuelo a Madrid a las 9 y casi en el aeropuerto me escribe Óscar porque está también a punto de subir a otro vuelo a Madrid. El suyo desde Berlín. Para que nos veamos en el Beer. Y mi vuelo con retraso y mi móvil y yo con un 1% de batería (y una mancha inmensa de salsa de codillo en el pantalón) pero decido ir de tirón, manchada y con la maleta al Beer que total, somos familia.
Y libros y columnas y límites del humor y elecciones y qué nos deparará el futuro y la vida y Francia en junio y Palma, Ibiza y Berlín.
Arreglando el mundo. Sobre todo, sobre todo, arreglando el mundo.
Y luego, ya se sabe… acostarme a las mil (Madrid es lo que tiene, SIEMPRE, da igual cuándo y cuánto este aquí).
P.D. No puedo vivir sin ti, no hay manera.
otro P.D. Hoy me quedo en casa
lo de fuera no me interesa
ya saldré a dar una vuelta otro día que no llueva.