Ha sido una sensación agridulce la de entrar por fin a los slums, pero aquí estaba la razón de este viaje: estas personas que os muestro. Estos ojos que nos miran.
Ya veis… apenas ayudar en lo muy poco que puedo y sé.
Agridulce, porque por un lado, he notado la bola de lágrimas que me subía por el estómago al ver estos niños (algunos sin saber caminar siquiera) aparecer como espectros por entre las infinitas montañas de basura.
Agridulce porque después, uno, cualquiera, te mira, te sonríe… y te derrumbas (y yo quiero ser fuerte).
Agridulce porque me he escuchado decirme: «Pilar, vas a estar aquí tan poco… Apenas unos meses. Después ellos seguirán, ¿qué puedes darles?»
Y las lágrimas se han desintegrado (os lo juro) entre las ganas que son muchas más. Y ahí, justo ahí me he dado cuenta de que era exactamente a la inversa: ¡tengo tan poco para darles y sé cuánto, cuánto… me voy a llevar!
P.D. India es el país con más pobres del mundo.
Se calcula que sólo en Benarés hay 227 slums (barrios de chabolas) en los que viven más de 460.000 personas.
otro P.D. Si estas son las cifras que «publican», ¿cuáles serán la realidad?