
En el mercadillo podía pasar horas mirando con asombro, no ya los collares hechos a mano de semillas o piezas de coral, sino los juguetes de materiales insólitos que aquí acaban a diario en la basura: los coches y camiones con un bote de detergente como cuerpo, por ejemplo, o algo que sí compré por lo extraordinario y porque, por tamaño, sí me lo podía llevar conmigo: tallas realizadas con la madera […]