Una canción de Shakira, tiempo ha, decía: «Si es cuestión de confesar nunca duermo antes de diez ni me baño los domingos. La verdad es que también lloro una vez al mes, sobre todo cuando hay frío.» Y yo ¡entendía tanto todo! Incluso, el «no bañarse» y cada vez que, como hoy, llegaba tan cansada, que me voy desabrochando toda la ropa por la escaleras y me digo en voz alta, frente a frente a mi imagen en el espejo del ascensor: «Cuando llegue no me desmaquillo, no me lavo los dientes, no me quito los tacones…» Con el firme propósito de lanzarme a la cama en plancha. Y nada más. Pero es todo mentira… En apenas un minuto el ascensor alcanza mi piso, cruzo mi puerta y me torno esta persona formal que se lava los dientes, y se desmaquilla, y deja la ropa, quizá no perfecta, pero si en una pila como sabe que no se va a arrugar.
Que voy de salvaje ¡y lo soy! Pero no tanto… ¿Y Shakira? Qué podemos esperar de Shakira si en esa misma canción, no hace tanto, decía: «Si es cuestión de confesar, no sé preparar café y no entiendo de fútbol…» Y ahora parece que hubiera nacido, en Colombia, pero con una camiseta blaugrana.
En LO ÚNICO que parecemos fieles a nosotras mismas, ya veis qué tontería, es: «No encuentro forma alguna de olvidarte porque… Seguir amándote es inevitable»
Pensaba yo mientras dejaba mis tacones perfectamente alineados uno junto al otro.