El título es pretencioso, lo sé, lo sé… pero es que después de ver el ambiente en que vivió esta gente y saberme oficialmente «Miembro de la familia Bacardi» y además, ¿Cómo os lo explico…? «¡Embajadora de Bacardi!»
Además, no era la única crecida con los recién adquiridos títulos nobiliarios. Buena estaba Sonia (sí, sí, Sonia estaba buena). Estaba tan insoportable con lo de ser «Embajadora» que tuve que empezar a llamarla cariñosamente por sus dos nuevos diminutivos que os invito a usar: «Emba» y mi favorito: «Baja».
Nos recibieron en la puerta además de un equipo de anfitriones donde destaco a Juan que lo sabe TODO sobre Bacardi, un cocotero y un óleo solemne de Don Facundo a quien hay que reconocerle entre otros, el mérito de que mis hijos algún día vayan a la universidad.
Bebimos, ¡uf, lo que bebimos! Cómo agradecí el improvisado donut que me metí en el cuerpo en el aeropuerto del Prat rodeada de montañas de forofos que ya de buena mañana gritaban y cantaban celebrando lo que estaba por suceder* ¡Barcelona era una fiesta!
Y nosotras, brindábamos; por Barcelona, por Sitges, Don Facundo y hasta por todos vosotros. Sí, todos esos brindis tuvimos ocasión de hacer porque degustamos hasta ocho copas de las distintas fases de fermentación del alcohol y algunas de graduaciones tales que curan cualquier herida.
Pero claro, la melaza mezclada con levadura y agua, fermentada, añejada en antiguas barricas de roble de Tenesse (¡De Jack Daniels ni más ni menos!) y filtrada dan lugar a Bacardi Superior, así que tuvimos que degustar también este producto con limón, cola y mojito (sobre todo mojito, que por cierto, aprendimos que viene de la palabra MOJO que es un remedio que cura todo en África).
Quisieron hacernos trampa y en una cata a ciegas de nueve productos servidora sí escogió los tres combinados que llevaban Bacardi. En cambio Sonia, que demostró ser mucho menos merecedora que yo de ostentar el título de Embajadora de Bacardi, eligió en una ocasión una copa trampa que llevaba vodka ¡ay, Sonia! Qué no tenemos paladar…
¿Qué vino después? Efectivamente, subimos a otro nivel donde degustamos aún más tragos. Nuevos mojitos acompañados de Daiquiris Frozen y para rematar, Cuba Libre y mientras, con la excusa, aprendimos la historia y el porqué de todas esas combinaciones tan fantásticas.
* El conjunto azulgrana pasaría aquella tarde a la historia al convertirse en el quinto equipo europeo en lograr «el triplete», o lo que es lo mismo: ganar en una misma temporada la liga, la Copa y la Champions, hazaña que no sucedía desde hacía una década.
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