Ahora que estoy en India, «algo habré hecho bien en otras vidas» para tener tanta suerte en los lugares en los que, por más o menos tiempo, me toca aquello que llamamos «vivir».
Hago un repaso: la plaza de la Luna en Dalt Vila, en Ibiza, o ese punto neurálgico entre Chueca y Malasaña, para más inri, frente al increíble edificio de la COAM y la mágica iglesia de San Antón, en la que es y será «mi casa»: Madrid.
Son sólo dos ejemplos. Tengo más. Pero mirad ahora, este último en Varanasi. Tengo que bordear un templo de color rojo para llegar a mi apartamento y, al cruzar un parque de tierra donde las mujeres y los hombres no comparten espacio y los niños gritan y corren entre unos y otros, de repente esto: el Ganges. El inicio de todos los ghats.
No sabéis cuánto me impactan aún ese contraste perfecto de color arena de edificios y paisajes con todos los colores que ELLOS traen consigo.
Pues eso. Que me gusta donde vivo.
Entradas relacionadas: