Yo no les entiendo ni papa, pero llego y ya empiezan todos a correr llamándose y diciendo algo del tipo: ”¡La pirada! ¡Vuelve la pirada!»
Últimamente, más que las fotos, lo que les entusiasman son los selfies. Me hacen un «así, así» para que yo me ponga a su lado. Nos miran con asombro, al objetivo y a mí y ¡Click! Magia… Entonces, les enseño la foto (siempre, siempre que hago una foto la enseño) y es divertidísimo ver cómo le dan vueltas a la cámara pensando cómo habré hecho para que haya una foto si yo no estaba en el lado de hacerla. Que no, que no… ¡Que estaba a su lado!
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