Con las bodas, me pasa como con la muerte (aquí, en India) ¡Hay tanto que contar! Y tan contradictorio… Que si sólo contara las cosas terribles (que las hay) pecaría de injusta, pero sería igual de injusta (y muy incompleta) si sólo os hablo del color.
Así que, POR FIN, he ido a una boda y, además (qué suerte), POR AMOR.
Sabéis que aquí, como en otros lugares, las bodas son concertadas. Y sería muy fácil llevarse las manos a la cabeza, pero yo trato de entender los porqués mucho antes que juzgar a nadie desde mi mínimo ombligo. Y esta sociedad, a pesar de tantos disparates, tiene argumentos con respecto a «nuestro sistema» de seleccionar compañero de vida. Algunos los desmonto en un plis, pero hay dos que son irrefutables: nuestro índice de soltería y el número de hijos, junto la edad a las que los tenemos.
Ya hablaré del AMOR porque si no me pierdo (me pierde el AMOR). Os debo un largo post en otro Post Data. Me centro en las bodas.
Aquí casarse es asunto de dos, pero no dos personas, sino familias. Son ellas las que, desde la infancia, buscan candidatos.
La selección se hace primero con respecto a la religión, región de la familia, casta y ya, luego, atendiendo a profesiones y evitando taras físicas (señal de mala suerte) como ser calvo, por ejemplo. Lo lamento, calvos del mundo, pero «algo habréis hecho» y en India, las lleváis claras.
Si los candidatos se hacen mayores, se anuncian sin disimulo en prensa y ya empiezan a bajar el listón: «No importa color de piel». Después, se define el precio del novio, porque sí, la familia de la novia paga la dote amén del disparate de la boda. Si no ha costado todos los ahorros de la vida, más todo lo que haya podido conseguir en préstamos, una boda no es boda.
Aún queda ver al Brahman, quien con la carta astral de los novios y, de nuevo, mirando al cielo, dirá cuál es el día propicio. No vaya a ser que la desdicha en el matrimonio no sea porque no se conocían, sino porque Saturno pillaba algo lejos.
Y ya, todo Bollywood se pone en marcha: caballos blancos, flores, telas, color… Pero por favor, en este caso, quedaos con un detalle que resume todo. En una foto, un niño porta un cartel que dice: «Aquí viene el AMOR de tu vida»