Blue Monday; el Día más triste del año


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Hoy es el «Día más triste del año», también conocido como Blue Monday. Por favor, no os lo creáis.

No hay un día «más triste» o «más feliz», o un día para demostrar «cuánto me quieres», o al menos, por favor, que venga de dentro y no determinado por los carteles de El Corte Inglés, MediaMarkt yo no soy tonto, ni por el estudio de una universidad que no hemos pisado (aunque después hayamos obtenido un máster).

El argumento es una fórmula matemática que incluye las Navidades, el principio de año y hasta las deudas estimadas. Un disparate que lo atribuye al tercer lunes de enero y que se representa con esta frialdad: 1/8C+(D-d) 3/8xTI MxNA, como si tus heridas pudieran de verdad medirse.

  • La ‘C’ hace referencia al clima; esos fríos y grises días de enero…
  • La ‘D’ mayúscula representa las deudas acumuladas durante el derroche navideño
  • La ‘d’ minúscula se refiere al salario de enero y la ‘T’ es el tiempo transcurrido desde la Navidad
  • La ‘I’ representa el tiempo transcurrido desde el último intento fallido de dejar un mal hábito; ya se sabe: año nuevo, vida nueva ¿o no?
  • Y ahí aparece la ‘M’ que hace referencia a la motivación
  • La ‘NA’, como última pieza al final de la fórmula, insta a la necesidad de actuar para cambiar la vida

Hoy es el «Día más triste del año» y pensaba buscar una foto alegre que sirviera de antídoto, pero he caído en que, hasta podría ser el día más triste para mí. En el 2015, tal día como ayer, murió mi padre. Imaginad en todo lo que andábamos tal día como hoy de hace 4 años, porque mañana, que hasta entonces no era más que «el feliz cumpleaños de mi madre» pasaría a ser recordado por siempre como «el día que enterramos a papá». Además ¡vaya día de mierda, de tormenta y frío! Ni para eso tuvimos suerte.

Esta foto representa tan bien el momento… No la tomé yo, que soy quien conduce. Fue mi hija. Es su mano en la mejilla la que reconforta a la abuela. Yo tengo una mano en el volante, la otra entrelaza la suya. Vamos de camino a casa para organizar una despedida para siempre… Sin embargo, miro la foto y no me pone triste.

Lo primero que siento al mirarla es amor, es la tranquilidad de saber que somos una familia rara hasta decir basta, pero siempre «estamos ahí», cuando ahí es donde hace falta.

En el coche sonaba una preciosa canción de Marwan: «Mi columpio» y se la cantaba desafinada entre lágrimas. Ahí llorábamos todas, pero es que llorar… nos hacía falta.

«Madre, siempre habrá, estemos donde estemos,
una gran línea recta entre tu cuerpo y mi cuerpo.
Dame la mano y escúchame: ven conmigo cuando estés desencontrada
que ahora me toca a mí devolver tus abrazos cuando el mar me dio la espalda.»


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Acerca de Pilar Ruiz Costa

Me dedico a la Comunicación y a los eventos desde hace muchos, muchos años. Contadora de historias con todas las herramientas que la tecnología pone a mi alcance.

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