Cáncer, capricornio y sagitario


cáncer, capricornio y sagitario, Conchita

Pi me dijo que una de sus hijas se había puesto a llorar. El cáncer les asusta. Así que la llamé y la hice reír.

Le dije que era el momento oportuno de decir: «la vida es una mierda», pero que no era verdad; que la vida es maravillosa. Que está llena de regalos y hasta el cáncer puede ser un regalo.

Le hablé de una viñeta de Charly y Snoopy que me encanta. Uno le dice al otro: «un día nos vamos a morir» y el otro contesta: «ya, pero los otros no».

Le dije que teníamos un hoy y que nosotras elegíamos si pasarlo llorando y yo prefería pedirle que se pusiera muy guapa, llevarla a cenar y brindar por cáncer, capricornio y sagitario.

Le dije que la vida se ríe tanto con nosotras, que seguro que el cirujano iba a estar buenísimo y al preguntar a la entrada de quirófano quién era la paciente, nos tiraríamos todas en plancha diciendo «¡yo, yo, yo!» y en estas situaciones, su madre siempre es la más hábil.

Le dije que seguro que le mentiría por lo menos diez minutos diciendo que era la teta izquierda, y solo después de tenerla resobadita, confesaría: «bueno, está bien, es la derecha».

Con el resto de sus muchas hijas, también hablamos, de cáncer, con cada una en el idioma que necesita. Y después las llamadas de quienes me quieren y de quienes me quieren querer, y luego los «viejos» y hasta las vecinas. Y Conchita, en un mundo al revés. Le tocó a ella llorar un cáncer mío; por esta biopsia suya de ahora, yo arrastro 25 ¿Una mierda? No. Un regalo. Cáncer, capricornio y sagitario.

Y cuando por fin nos quedamos Pi y yo a solas… lloro y ella me deja porque sabe que será solo un momento; porque sabe que son muchos flancos abiertos a la vez, y porque me conoce y sabe que no me rompo nunca del todo, que son apenas fisuras.

Y ni siquiera me pregunta… Espera a que yo le diga «algún rato, pequeño, me faltan fuerzas para hacer reír» y me contesta que no hace falta que haga reír todo el rato y yo no estoy de acuerdo y le digo que temo el día que me vean llorar ¿y si piensan que algo va mal? Callamos. Nos conocemos (y nos queremos) TANTO.

Pero no es un silencio del todo. Uno se calla y escucha a lo lejos un eco (solo un poquitito de mierda) que resuena: cáncer, cáncer, cáncer…


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Acerca de Pilar Ruiz Costa

Me dedico a la Comunicación y a los eventos desde hace muchos, muchos años. Contadora de historias con todas las herramientas que la tecnología pone a mi alcance.

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