
Una mañana de fin de semana, poco después de divorciarme (por segunda vez) me encontraba haciendo algún tipo de chapuza en casa, ¡vete a saber! Arreglar la persiana que se quedaba encajada una y otra vez o cambiar algún enchufe que se descolgaba una y otra vez o… lo que fuera, porque esta casa mía (como mi alma), parecía necesitar parches una y otra vez. Tenía de voluntaria forzosa a mi hija […]