Me gustan los lugares de oración. Y los cementerios. Me gustan los mercados. Quizá sean «mis favoritos» a la hora de conocer un lugar, un mundo nuevo. Donde la gente se reúne para «eso que se llama rezar», para compartir y cómo mueren y cómo tratan a sus muertos me da mucha información sobre los vivos y, por último, esos día a día de la comida. ¡Con todo lo que significa la comida! Me encantan. Me maravillan.
En la imagen, hace hoy dos años, paseaba por el mercado principal de Ubud, en Bali, en busca de una delicatessen: el café más caro del mundo. El Kopi Luwak o «Café de civeta» cuyo precio ronda los muchos cientos de euros el kilo. Ó 75 la taza. ¿Su secreto? Los granos de café han sido comidos y posteriomente defecados por las civetas, lo que le confiere su característico sabor. A «tierra» dicen ellos.
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