Hace ya tiempo que perdí la cuenta de las ferias y eventos en los que he participado. Y soy una gran defensora (creo que se me nota) de las nuevas tecnologías, y sin embargo, cuando como estos días, me preguntan por el futuro que tienen estos encuentros, contesto que han de evolucionar (y además, constantemente), pero el contacto humano es imprescindible para convencer al otro; para ENAMORARLO.
Os acerco solo un ejemplo de los muchos proyectos en los que he trabajado para la promoción de Ibiza: contar una historia que quizá conoces, pero casi con certeza, no del todo y después, acercarla, a otras ciudades y países, para que la puedas tocar con todos los sentidos: vista, gusto, oído, tacto, olfato…
En esta ocasión, hace no mucho en otra de las ediciones de Fitur, acercándoos la historia (tan profundamente unida) de los hippies y de Ibiza.
No sé si sabíais que, a finales de los años 60, Ibiza vio la llegada de los primeros hippies. Eran en realidad americanos de familia bien que escapaban de incorporarse a filas en una guerra en Vietnam de la que no querían ser partícipes.
Sin embargo, se enamoraron de la magia de la isla; de la belleza de la naturaleza, su dulce clima, sus playas de agua cristalina y una arquitectura ancestral cargada de energía y… se quedaron. Trajeron consigo la utopía, la paz, una música revolucionaria y una forma de entender la vida que contrastaba con las normas de la época.