Fran me acompañaba a casa después de siete horas juntos compartiendo todo lo importante cuando, casi en mi portal, nos hemos encontrado una historia de amor que eclipsaba las nuestras. Que eclipsaba por un momento, cualquier historia de amor habida y por haber.
Un chico planeaba la travesura de dejar en el portal de su amado (apenas el que hay junto al mío) el texto de «su canción», pero además una invitación a la valentía, a «seguir intentando», porque se marcha diez meses y su amado (ya sabéis cómo funcionan las cosas esas de los miedos) prefiere zanjar ahora que arriesgarse a lo que pasará con las cosas esas de la distancia.
¡Por favor, con lo caro que es de encontrar el amor, ese del bueno y que las noticias que me lleguen sean de gente que se raja! No, no, no… Pero sé que, al menos, este chico está haciendo todo lo que puede hacer (para demostrar, para intentar) y sé (vaya que sé) que cuando haces TODO, no te queda nada que reprocharte. Cuando haces TODO, da igual lo que pase: duermes.
Que os merecéis lo mejor. Que el AMOR es una suerte. Que ojalá os vaya muy bien. Y a ti, Fran… también.
Estaría tan lejos de ti
que ya no recuerdo el momento
en que te dije por última vez
que el cielo se estaba abriendo
y se abre bajo tus pies
y quiero que vengas conmigo
a cualquier otra parte…