
Con las bodas, me pasa como con la muerte (aquí, en India) ¡Hay tanto que contar! Y tan contradictorio… Que si sólo contara las cosas terribles (que las hay) pecaría de injusta, pero sería igual de injusta (y muy incompleta) si sólo os hablo del color. Así que, POR FIN, he ido a una boda y, además (qué suerte), POR AMOR.