por si se acaba el mundo


gracias, arigato, thank you, merci, Masaru EmotoSegún las profecías Maya, el mundo se acabará el próximo 21 de diciembre a las 21:00h. Crucemos los dedos.

Por si se acaba el mundo (que no se va acabar ¡pero cómo se va a acabar, hombre!), quería dar las gracias.

Hace ya algunos días que cuando inicio mi sesión en mi descuidado Facebook (porque a nivel personal apenas lo uso, pero gestiono media docena de páginas), un sonriente mensaje me recibe recordándome que aún no he indicado mis 20 momentos más importantes del año y, no lo oís, pero le contesto.

 

Os juro que cada mañana le contesto diciendo algo del tipo «Sí, hombre, a ti te los voy a contar» y al Facebook no, pero a vosotros (que creo que equivale al ejercicio de hacerlo para mí misma), creo que sí me apetece mucho, mucho hacerlo.

De hecho, llevo todo el día laaargo, de reuniones, asamblea, presentando balances, comida de empresa, merienda de empresa, cena de empresa… en que en realidad, lo he estado haciendo y debo haber alcanzado lo menos 200 momentos importantes y ¿sabéis?

 

Creo que por ahí debe ir lo del «fin del mundo»; el fin de la vida, de la especie, de la humanidad, del planeta… Si no encontramos todos al menos 200 momentos por los que dar las gracias… apaga y vámonos.

Vale… no nos caerá un rayo, pero… qué asco de vida, ¿no? Vamos, no sé… ¡digo yo! Igual tendremos (tendríamos), que dedicar un buen rato a realizar la introspección necesaria para saber qué coño (¿se puede decir «coño» en un blog? ¿Y si llevas media docena de vinos de reuniones, asambleas, comidas, meriendas y cenas, entonces, se puede?) estamos haciendo con nuestras vidas.
Sea como sea, yo sí (y perdonad por favor el egoísmo) quiero citar 20, sólo 20 pequeños y privados momentos que me han confirmado este pequeño 2012 que el mundo es un lugar maravilloso.
Los expondré sin orden ni concierto y además seguro que olvidaré muchos por lo menos igual de importantes. Por favor, tomadlo solo, como un pequeño ejercicio que lejos de haceros daño, puede reconciliaros con la vida. Es más ¡dejad de leerme y poneros a escribir los vuestros! Pero, si decidís quedaros… quiero mandaros un beso. Aunque sea un beso pequeño, de despedida por si se acaba el mundo (y quien tengáis más a mano, que os dé uno muy grande).

 

20 Momentos maravillosos de este año precioso:

 

1- Mi hijo Óscar me trajo caracoles recogidos de un río en el otro lado del mundo. Cuando quieres a alguien lo quieres feliz, bien, antes que contigo y bien sabéis los que amáis ¡qué duro es a veces! Porque querrías tocar, oír, oler a la otra persona todos los días, pero eso tiene mucho más de egoísmo que de amor, ¿verdad?

 

2- Cualquier día de desayuno con las chicas. En Ikea, por 1 euro y hablando de cualquier cosa. Todas muy, muy importantes.

 

3- Cualquier día con mi prima Pi, por ejemplo, por ejemplo… el día en que descubrimos semejante rabo en la playa que ahora lleva su nombre (impresionante, ¿a qué sí, Pi?). Cuántas risas compartidas. 40 años ya riendo….

 

4- Cuando sonó el timbre y del otro lado de la puerta dijeron: «Abuela abre, que soy yo, Ismael».

 

5- Cuando le regalé ayer a mi padre unos calzoncillos Abanderado «de los de toda la vida», de la talla 64 ¡qué ya no existen! Y me costó un mundo buscarlos de tienda en tienda y el hombre me dijo algo del tipo «oño, unos calzoncillos, ¿de qué talla son? Porque llevo unos de la 60 y me aprietan, pues me los voy a probar por gusto» que es la frase más larga que me ha dedicado en 30 años.

 

6- Cualquiera de los maravillosos días que llego a casa, a Palma y tengo a mis hijos en mi regazo para que les rasque la espalda y la cabeza.

 

7- Cuando me iba a París. No cuando llegué, no… sino el momento de estar viajando «rumbo a», porque de tan ocupada como estaba, ni siquiera había tenido tiempo de detenerme a pensar y ya de camino, en el proceso, me encontré detenida pensando, recordando los viajes anteriores, «¿cinco, seis?

Tuvieron que ser seis porque estuve cenando en Montmartre en tal fecha…» y recordar cómo abandoné a un amigo en una pataleta en la estación y me marché y salió corriendo detrás abandonando sus maletas. Y recordar aquella sensación de tocar las piedras frías y a la vez tan vivas que conforman el interior de Notre Dame, aquella sensación de toda la gente que habrá tocado antes las mismas piedras, que habrá depositado miles, millones de plegarias en tantos idiomas distintos…

Y así, me pongo a recordar (que es lo mismo que revivir) y me doy cuenta de que soy muy, muy feliz.

 

8- Con Isa en mi sofá, hablando de la vida, del fin del mundo, del amor…

 

9- Con las chicas cocinando en casa ¡cualquier cosa! Porque es que somos muy «apañás»…Y después comerlo, brindar, disfrutar y hablar de cualquier cosa: de hombres, de hombres o… de hombres.

 

10- Pasear por el paseo marítimo de Palma o el Puerto de Ibiza. Ver el mar y charlar; charlar y ver el mar…

 

11- Llegar a casa en plena huelga general y perdérmela aquí y allí (¡con lo que yo soy!) sólo porque a la mañana siguiente operan a Mario y llamarle y ver que el puñetero lejos de estar nervioso como el resto de los machos de la especie ¡está en el cine!

Y charlar con él, jugar con él (y que el puñetero me gane a casi todo) y verlo tranquilo, feliz, en vez de asustado y frágil como el resto de machos de la especie. Saber que de esta rara relación familiar nuestra, él saca la estabilidad, la seguridad de que «estoy» aunque aparentemente no esté, pero es que en realidad… estoy.

 

12- Volviendo de uno de mis viajes, después de una hora de vuelo descubrir que mi compañero de asiento tiene miedo de volar y darle la mano y no saber ni su nombre ¡qué más da!

 

13- Kary, que me quería sin conocerme porque me quería de leerme ¡hay que estar loca! Y aún hay que estar más loca si conociéndola, no se la quiere…

 

14- Nuestra «cena de primos», después de toda la vida y verlos tan guapos a todos.

 

15- Los flamencos.

 

16- Algún momento maravilloso de meditación; las sensaciones, las visiones que he podido llegar a experimentar en ese momento en que ni despierta ni dormida, no estoy en ningún sitio y, la verdad, cada vez más, vivo en ese «ningún sitio».

 

17- Mi hermano Lolo que me cuida. ¡Son tantos los hombres que quieren cuidarme! Pero él… lo hace. No habla de «cuánto me quiere cuidar», no anuncia a los cuatro vientos que «va a cuidarme», no publica «dónde y cuándo me ha cuidado». Él solo me cuida.

 

18- Algún momento en una sesión de masaje con Javier de Chi Kung. Sentir que mi cuerpo levita, que nada es tan grave como pueda parecernos, que si te dejas llevar, el camino siempre te hará tropezar con gente buena a la que cuidar y que te cuidará y que ambas cosas son un regalo precioso.

 

19- Mi hijo Óscar me dijo cuando volvió del otro lado del mundo «ey, ahora que soy mayor de edad me llevarás a una discoteca» ¡y le llevé!

 

20- Hoy, ahora mismo por poder estar aquí escribiendo y que tú me leas. GRACIAS.

Por supuesto, por descontado que el mundo no va a terminarse, no se volatilizará ni le caerá un rayo. El 21 a las 21 horas no se perderá en agujero negro el avión en el que estaré volando, pero ¡aunque así fuera! Creo que he sido feliz como si hubiera vivido cien vidas, como si llevara acumulada la felicidad de cien vidas y apuesto a que tú también.

 

Quizá alguna vez nos hace falta el pequeño ejercicio de detenernos a ver cuánto tenemos, ¿cómo es la cita? Algo del tipo: «si no eres feliz con lo que tienes, no podrás serlo con lo que te falta» y sí, me parece sanísimo recordar lo bueno, dar las gracias, volver a dar las gracias, sonreír desde el estómago hasta que la sonrisa de tu cuerpo te alcance mucho más allá de la boca. Por cierto, ¿os he dado ya bastante las gracias?

«…

Que el fin del mundo te pille bailando,
que el escenario me tiña las canas,
que nunca sepas ni cómo, ni cuándo,
ni ciento volando, ni ayer ni mañana
Que el corazón no se pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel.
…»
Joaquín Sabina

 


Imagen: Arigato de Masaru Emoto. El Doctor Masaru Emoto, nacido en Japón y graduado en la Yokahama University y en la Open International University como doctor en Medicinas Alternativas. Se dio a conocer mundialmente por sus experimentos con los cristales del agua. Descubrió que nuestros pensamientos, palabras y sentimientos modifican las moléculas del agua. Por medio de fotografías mostró cómo cambian los cristales de agua congelada cuando se proyectan hacia ellos palabras y pensamientos amorosos o negativos. También defiende que el agua que conforma el océano, los glaciares y nuestros cuerpos, podrían contener millones de años de la historia de nuestro planeta y que el agua es un delicado medio que recibe y comprende incluso las vibraciones más sutiles y el 70% de nuestro cuerpo es agua, ¿da qué pensar, verdad?

 


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Acerca de Pilar Ruiz Costa

Me dedico a la Comunicación y a los eventos desde hace muchos, muchos años. Contadora de historias con todas las herramientas que la tecnología pone a mi alcance.

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14 ideas sobre “por si se acaba el mundo

  • kary

    No recuerdo bien cuántos distintos finales del mundo me han tocado vivir ya (de pequeña me asustaban muchísimo!), pero parece que vamos leyendo uno de los libros «Elige tu propia aventura» y seguimos escogiendo la opción correcta para continuar trazando nuestra historia sanos y salvos (¿sanos y salvos?) :s
    Creo que todos los que te leemos somos afortunados (y los que te conocemos afortunados vip).
    Es muy groso rodearse de personas como tú, es sanador… cómo no quererte mucho? Eh?
    Voy por más dosis de OPD.

  • Macondo

    Alguien me mandó un mensaje que decía:
    "El 21/12/12 los extraterrestres bajarán para raptar a la gente guapa e inteligente. Tranquilos, que no corréis riesgo. Solo os escribo para despedirme".
    Y por mí me quedé tranquilo, pero me preocupé por ti.
    Las gracias a ti, hermosa. Y que pases unas muy felices Fiestas.
    Besos.

    • admin Autor

      ¡El fin del mundo me pilló volando! Y con alguna complicación incluso lo que dio a que el ambiente fuera entre Armageddon (¿se escribe así?) y Turrones El Almendro ;), pero al final, nos reímos.

      ¡FELIZ NAVIDAD, PRECIOSA!

  • cirugia plastica

    Me parece muy bien que lleves a tu hijo a la disco!! por si se acaba el mundo digo! pero que va a acabar,.. y si se acaba que lata yo trabajando como loca y perdiendome de los ulitmos dias de la existencia!! y al que le tomaste la mano no seria mi marido, por que cada vez que vuela viene muerto de miedo, me da mucha penita cada vez que viaja por que lo sufre!! asi que bien por ti por ayudar a un extraño en plena agonia!!
    Saludos y muy bueno tu sitio!!

    • admin Autor

      ¿Tu marido es un hombre alto, guapo, fuerte…? De todos modos que sepas que no hubo nada entre nosotras. Hicimos manitas, me apretó mucho, pero que mucho la mano y ya 😉

      Me alegro mucho de que te guste este blog. Vuelve cuando quieras. Un saludo (y otro para tu marido).