En cinco días me voy. Ahora es ya todo «operación salida»; todas esas cosas que aún quiero hacer.
Me dormí muy tarde, escribiendo, y sin embargo, me levanto tan temprano que no hay ni un sitio abierto donde poder ir, como me gusta hacer los domingos, a desayunar (con mi ordenador, con mi cámara, con mi cuaderno, siempre conmigo).
He hecho un amago de repaso de lo que he hecho en estos 90 días aquí, trabajando para esta ONG y esa maravilla de personas de los slums a los que, de otro modo, ¡claro que habría conocido! Pero de pasada.
Llevo escritos 40 artículos, he perdido la cuenta de los vídeos editados. Me salen 6, pero aún no desisto del que estoy grabando desde la semana pasada, esperando de las miradas de las mujeres una respuesta que, casi, pero aún no llega ¿la tendré en estos días? Ojalá. Ojalá… Incontables las fotos. Cientos.
Arranqué dos grandes proyectos, dos sinergias de la cual ha salido una. Una de dos no es mala media (y más cuando nos movemos en estos terrenos), además, la más difícil; además, la que más fruto a medio y largo plazo puede dar.
Y de eso va mi balance de estos días, en las mínimas pausas de editar una imagen o escribir un artículo para prensa o para otros blogs: de los frutos. De si habrá algo que luego, más tarde, piense «mierda ¡podría haber hecho tal cosa!»
Es una mezcla de sensaciones… Más que por irme, no sé por qué, por volver… hasta el punto, fijaos ¡que ni siquiera vuelvo! Extendí el mapa frente a mí y busqué puntos intermedios que llamaran mi atención. Al principio, claro que sí, pensé en ir a Bali (otra vez), pero el cuerpo se me está mutando en otra cosa y me pedía, ya veis: líos.
Hay lugares que me llaman la atención, pero los aeropuertos no existen o están cerrados (sí, hasta ese nivel de «líos» estoy llegando) así que me voy a Atenas hasta que me digan «¿Contamos contigo mañana para trabajar?». Estas llamadas las he tenido ¡vaya que sí! Pero no era el momento. Ahora sí, por un tiempo, lo es, pero prefiero esperarlas en Atenas, en lugar de en Madrid.
En fin ¡no me hagáis caso! La culpa es del café que aún no ha abierto. Un capuccino y se me pasa toda esta tontería y vuelvo a mis lápices. ¡Un beso!
Acerca de Pilar Ruiz Costa
Acerca de Pilar Ruiz CostaMe dedico a la Comunicación y a los eventos desde hace muchos, muchos años. Contadora de historias con todas las herramientas que la tecnología pone a mi alcance.
